No lei el último libro de Majul, pero si es incisivo y demoledor como sus preguntas y re-preguntas debe ser imperdible.
Me congratulo, como argentino y ¿porqué no decirlo? latinoamericano, de contar con plumas tan brillantes en nuestro país.
La estirpe de los Bernardos, Marianos y demás prohombres de la comunicación tiene descendencia garantizada.
Aún resuena en mis oídos la famosa pregunta que desmoronó todo el andamiaje de mentiras y medias verdades menemistas, cuando Luisito, con el coraje moral que lo caracteriza acorraló al zorro de Anillaco y éste, revolcándose como bestia herida lo agredió arteramente con su despectiva frase: "Pero, Luisito, iá que me tenés acá, aprovechá para preguntar cosas importantes".
Nadie, en los anales del periodismo argentino logró incomodar tanto a los poderosos como el adalid de la verdad y la decencia, ¡ Luis Majul !
Aunando la prosa incontenible de Andahazi y el rigor histórico de García Hamilton Majul eleva el sagrado sacerdocio peridístico a cotas sublimes.
La contundencia de sus reflexiones, la sobria pulcritud de sus diálogos y la casi poética belleza de sus descripciones nos demuestran, sin medias tintas, que estamos en presencia de la más grande luminaria periodística del siglo XXI, y eso que falta mucho para que éste acabe.
El polígrafo del Barrio La República, admirado de esta nueva prueba de entereza ética y perfección estilística, se compromete, desde estas modestas líneas a ser su defensor y propagandista más firme.
¡ La tradición de Sarmiento y Alberdi vive en Luis Majul, la Argentina tiene esperanzas !