Leyendo
acá, en lo de Lucas, me pregunto...
¿Y, ya que estamos, por qué no ponemos estaciones experimentales para la cría y engorde de boludos?
Mejorar la calidad de la carne de boludo debería ser un imperativo patriótico.
Un boludo aporta la dosis de proteínas necesarias para sostener a más de 10 familias duante una semana, con bajo colesterol y pleno de desoxidantes.
Los saldos exportables constituirían una apreciable fuente de divisas merced al pago de retenciones del orden del 55%.
Paralelamente se desarrollaría la industria metalmecánica, por aumento de la demanda de máquinas cortadoras de boludos, la tecnología nacional aplicada sería una estupenda exportación no tradicional, compitiendo en los más exigentes mercados mundiales, ávidos de boludos.
El efecto de la demanda agregada potenciaría actividades colaterales, como el transporte de boludos en pié, el aseguramiento de boludos y las redes de proveedores locales de insumos y materias primas.
Asimismo la ciencia básica se vería beneficiada por la generación de investigaciones genéticas para desarrollar las cepas de boludos más rentables.
En fin, el estado incrementaría sus ingresos al percibir las alícuotas impositivas que toda la "cadena de valor del boludo" tributaría.
Como se ve, puro beneficio.
Sólo quedaría por determinar quién es boludo y quién no. Una forma democrática y eficiente sería preguntarlo a cada argentino, en ocasión del próximo censo nacional.
Desde esta columna ya estamos elaborando las listas preliminares.
Seguiremos informando.